~¿Puedes decirme?

¿Puedes decirme qué pasó? Cuando sentí aquella mano usurpando tu corazón, esa muralla que opaca mi vista, esa maldita pared que escama mis ojos.
¿Puedes decirme cuándo fue? Porque no me di cuenta de nada hasta que se escondió el Sol, recién supe que ya no era yo, sino que eras tú; tú eres el problema.
Nadie puede decirme cuándo fue, ni siquiera cómo, porque la respuesta se encuentra albergada entre tus uñas, está rota y prometió tanto que ya se cayó del cielo, rebotó por mi perfil y se amasa en mis pesadillas... que rondan mi realidad.
¿Puedes decirme qué pasó? No, no puedes porque ni siquiera tú lo sabes.

~Mira el mar

Mira el mar, que siendo tan lejano te permite volar, mira su infinita paciencia, la que te abriga siempre que deseas encontrarte con la soledad salada...
Observa un poco de aquellas marejadas de recuerdos, que quizás no quieres palpar con la punta de tus dedos, porque sentirás la humedad de ese sollozo, de ese pensamiento que te frota indecisiones palpitantes, escamosas y llenas de coral.
Huele un poco más la brisa del ocaso, la bruma de perdón que quiere tocarte suavemente y aún así, te rehúsas a sujetar, no te escondas del mar, no te escondas de lo que está premeditado por las mañanas, aunque sea tarde, siempre ten presente que si miras al mar de frente tu vida se transforma en un espejo de debilidades, en un torrente de amnesia, porque no puedes olvidar lo que el mar se tragó en tus lágrimas.