~Sea

Y quién fuera esta abrazada mirada húmeda para soltar aquel enjambre de llanto...
Es tan poderoso el motor que recurre mi mirada, azotada voy enfriando mi pensamiento...
O no podría imaginar esa atadura celeste, insípidamente salada que abarca la ruptura del sueño... el agua quema cuando estás muerto, el azul del oleaje se impregna en tu piel, te tornas azuladamente muerto, como el pestañeo del alba...
Y sin necesidad de más te frotas en un cuento sucio, antagónico, perfectamente suelto... sencillo, pero mortal... dale la bienvenida al peor de tus amigos; un traidor que vomita tus respiros y los transforma en líquido rojizo... te inundo como aquel maldito que se apoderó de la tierra en que caíste...

~Más

Es el sol que habla quizás cuando menos lo espero, buscando que calle esos molestos rayos arrasadores de ceguera, con vista casi dormida hacia tu interior.
Ella era así... simple, liviana, fugaz como un abrazo acalorado, centinela en las abusadas albas.
Ahora ya no quiere mirarme, soy una nube que junto al diapasón de un palmetazo reviento en éxtasis sagaz... Emigrante, taciturno, inyecto mis brazos en pos de tu silencio... Pasos.
Es el sol que junto a mi menguante lengua eructa pétalos llorones hacia tu lecho... sí, lo quise, ahora no quiero más, quiero roer los huesos de la angustia para así desaparecer por completo este maldito cielo...
No puedo más... anochese y es también hora de apaciguar mi llanto luminoso.

~Soñaste

Sí...
Una vez, alcancé lo impalpable y arrebaté de las miradas mis más excelsos pensamientos...
Huía... lloraba y gritaba de dolor, que mis dedos se doblaron de tanto arañar...
Salté al borde asimétrico de tus pestañas, recorría cada esquina de tus latidos, y me cubrí de recodos saltones; esos que creaste con tu lengua, ¿recuerdas ahora?
Otra vez, intenté atrapar un pez con mi cabeza, y cuando ya había devorado cada pensamiento maldito, quise suspirar hasta no encontrar sangre en mis pulmones, sangre que inundaba mis branquias, escamas que atajaron mis venas, ventrículos que se comió el coral...
Agua, reventaron mis palmas, asustaron a mis risas, y desarmaron el altar de mi inocencia...
Nunca perdones al aire cuando te robe una tristeza, solo gime en el alba, aprende a desprenderte de la realidad... esa tonta que abrazaste en las penumbras...
Una vez yo soñé... y aún no puedo despertar...