Si las sales que llevamos en el cuerpo nos dejan salir las lágrimas,
es preciso recapacitar antes de que el paraíso del miedo ronde en mis ojos.
Si muero cada día, si nazco con cada sol de verano, renazco en cada nube del horizonte nocturno...
Salgo con el alba que no me incita a perder la memoria en mis noches de muerte...
Nazco como las cenizas de la vejez que me recuerdan las veces en que perdoné mis errores,
y quiero ser dueña de las mismas miradas que nunca te entregaron amor,
miro mi sencillez que a veces ha parado el celeste aire que emana la belleza,
entonces sales del pesado hedor que ha mantenido cercana esta vida,
esta experiencia que deja juntar pedazos de existir para restaurar mi alma.
Nacer, cada día, nacer cada noche con las estrellas que fecundan mi nuevo vivir.
03 agosto 2008
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