De la más pura y absurda belleza, caes como un racimo de palomas muertas; lentas y suaves...
Inmaculada forma de enseñarle a los ojos qué es real a los sueños; serenidad falsa escondida en dos manos... Brasas ardientes de señuelos agujereados por miradas prohibidas; lejanía.
12 marzo 2009
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